¡¡¡¡Buenos días!!!!
Después de este estupendo puente llega un lunes más. De los pocos que quedan para el cambio de año, así que vamos a intentar aprovecharlo a tope con las pilas bien cargadas.
He de deciros que la preparación y la formación es, en todos los sentidos, la base para que todo proyecto llegue a término de la manera adecuada.
En Hudipro siempre defendemos que una mejor formación nos permite afrontar retos de mayor complejidad, tanto en el terreno personal como el profesional.
En ocasiones, esta formación nos la autoimponemos, en otros casos es la empresa la que nos ayuda a adquirir unos conocimientos que por su complejidad o coste nosotros no podemos asumir.
Me viene siempre a la mente esta imagen que utilizo mucho en charlas de empresa.
Yo, como siempre suelo hacer, he desarrollado este puente un programa de formación intensiva en el domicilio familiar. Siempre suelo probar los nuevos programas en carnes propias. Es la manera de probar si la metodología aplicada funciona o no.
A esta nueva metodología formativa la he llamado ANSIA, Atracón Navideño Sin Interés Aparente, y su funcionamiento es muy sencillo.
Tomamos el puente de diciembre como antesala de las celebraciones Navideñas para poder ir preparando el cuerpo para esta dura época de año.
Comenzamos el primer día del puente con un desayuno basado en un chocolate a la taza y tres mantecados de estepa, pudiendo regar posteriormente y a conveniencia con un buen zumo de uva, un vino dulce que no nos quite el buen sabor de boca. Durante la mañana no debemos dejar pasar mas de 15, 20 minutos a lo sumo sin engullir nada. Debemos hacer continuos viajes a la cocina a reponer fuerzas y utilizaremos parta estos momentos piezas mono bocado tales como un puñado de torreznos, tres o cuatro rodajas de lomo o unos buenos trozos de jamón. La técnica funciona mejor si nos lo traen al salón y no nos movemos.
Para ir haciendo hambre podemos abrir en cualquier momento una botella de vino, cava o cualquier otra bebida alcohólica de baja graduación. De esa manera la fabada y el chuletón deslizarán mucho mejor hacia nuestro estómago. Podemos rematar la comida con unos buenos pasteles o una tarta de chocolate, terminando con una copa de orujo blanco a la vez que pronunciamos la típica frase de “no, si no me gusta, pero es digestivo”. Por la tarde nos podemos centrar en el mazapán e intentar dominar a las peladillas, tarea casi imposible.
Finalizaremos el día con una cena de compensación, basada en una paletilla asada al horno con una lombarda con manzana para disimular. De postre turrón del duro y del blando, no pudiéndose ir uno a la cama sin llevar en la boca al menos 4 onzas de chocolate.
Si durante 24 horas vosotros y vuestro hígado no han dado señales de colapso, podéis enfrentaros sin problema a los atracones navideños. En caso de colapsar antes de tiempo, ir reduciendo la ingesta de manera paulatina hasta llegar al punto de equilibrio. Ojo, no hacerlo drásticamente ya que puede ser contraproducente.
Mucho ojo o llegaremos al verano así.
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