“Se hace así porque yo lo digo”: “Aquí se te paga por hacer no por pensar”; “Esto es lo que ahí, si no ya sabes donde está la puerta”… Si has escuchado en alguna ocasión estas expresiones, es probable que tengas que cambiar de empresa o de jefe. 

El líder actual no es alguien autoritario y basado en jerarquías. El liderazgo que suma voluntades es aquel que “seduce”, que predica con el ejemplo, que respeta a los demás, y también… que permite la alegría en un entorno de trabajo.

Los líderes positivos son aquellos que enfocan las adversidades con un punto de vista alegre y divertido, que permite hacer de los problemas algo superable por el equipo.

El líder alegre es aquel que permite la diversión, genera optimismo, admite el error, es tolerante con la equivocación, y sobre todo genera un buen ambiente en el grupo de trabajo.

El optimismo inteligente invita a todas las personas que forman parte de un proyecto a participar de manera activa, sin miedo a equivocarse, y generando confianza entre todos los componentes.

Por ello el líder alegre no tiene por qué ser alguien divertido, pero si permitir la diversión, no tiene por qué ser gracioso, pero si permitir momentos de risa para poder destensar las situaciones, no tiene por qué estar de cachondeo, pero si buscar momentos de alegría conjunta. Ese es un líder respetado, admirado y seguido por los demás.

El jefe autoritario forma parte de un modelo obsoleto de entender las relaciones laborales, el líder alegre le ha superado con su optimismo y su capacidad de vencer adversidades sin restar voluntades.