Cómo interpretamos lo que nos sucede es clave para nuestras emociones. Somos responsables de interpretar nuestras experiencias.
Cualquier experiencia puede ser interpretada de diferentes maneras. Y en ocasiones el extremo de la interpretación negativa nos introduce en emociones como tristeza, angustia, frustración, ira, desesperanza y/o cualquier emoción negativa que nos puede hundir en la miseria.
Vamos con un momento de confidencia. Cuando era niño tenía complejos: ¡gafas grandes, algo torpe (me tropezaba y caía con facilidad)! y poco dotado para los deportes (algo que en la infancia puede ser un verdadero problema).
Mis complejos se apoderaron de mí y me dotaron de inseguridad. Mis pensamientos negativos se adueñaron de mí.
Un buen día decidí hacer frente a mis problemas y tomé una Gran decisión, que aún perdura en mi vida: Decidí arriesgarme y hacer cosas sin importar que opinaran los demás. A partir de ahí me pasaron cosas que hicieron de mí la persona segura y plena que soy hoy. Me arriesgué.
¿En qué cosas y oportunidades corrí riesgos (hasta entonces inimaginables para mi)?:
- “Declarándome” a las chicas, cuando antes era incapaz de siquiera hablarles, sin importarme el rechazo
- Busqué mi pasión sin importarme las advertencias de fracaso o darme una leche
- Busqué experiencias en las que no tenía dominio, para poder aprender
- Decidí bailar libremente sin importarme las críticas (mi Moonwalk a lo Michael Jackson llegó a ser decente)
- ¡¡¡Canté fuerte y alto por todos los lados sin importarme las críticas !!!incluso llegue a preséntame a Operación Triunfo!!!
El resultado es que viví experiencias únicas, descubrí mis pasiones, y descarté lo que no me gustaba.
Las claves eran las siguientes:
- No me importaban la opinión de los demás. Ojo eso no significa que no las escuchara, se trata de escuchar y aceptar lo que crees mejor para ti y desechar lo que crees que no te va a aportar, siempre con respeto. Y desde luego no dejando influir en mis decisiones, sobre todo las vitales, por la opinión de los demás, por muy cercanos a mi persona que estuvieran. Como anécdota hay que contar que mi Padre y mi Tío se reunieron conmigo para que estudiara oposiciones y fuera funcionario, para tener una “vida segura y estable”. No les hice caso. ¿Qué hubiera pasado si hubiera seguido su criterio, que era con la mejor intención posible para mí? Que se hubiera perdido un emprendedor apasionado, ya que he montado nueve proyectos empresariales en los últimos 20 años
- Me atreveré sin miedo al ridículo. Buscando hacer cosas, aunque no sea un experto, y con gran curiosidad y ganas de aprender. Me expuse y muchas veces me sentí ridículo, pero no sentí en ningún caso “Vergüenza”, lo que me catalogue de “Sinvergüenza”, y por supuesto no me arrepiento de casi nada
- Dejaré de tener la Razón. El aspecto de “tener la razón” ha destrozado amistades, separado familias, roto parejas e inclusive declarado guerras. Cuando decidí dejar de tener razón me sentí libre de aceptar las opiniones de los demás y respetarlos tal y como son, aunque no comparta sus ideas
- Cuestionarme a mí mismo y a mis valores. Aún lo sigo haciendo. Ponerme en cuestión de si estoy equivocado o errado me ha ayudado a evolucionar como ser humano y Persona Plena. ¿He cambiado todos mis valores? Claro que NO, aunque he cuestionado la gran mayoría de ellos para poder crecer y evolucionar en mi vida y sentirme mas libre y pleno
La gran clave es Atreverse y saber interpretar de manera Positiva lo que nos pasa a nuestro alrededor.
Y todo lo negativo y las personas tóxicas, que les d…
El humor es clave para ser resiliente. A mi me fumcionó. En una oportunidad, la única vez que hice algo parecido al «Stand up», aunque a mi me gusta hacer el humor acostado; participé del F.I.B.A Festival internacional de teatro en Buenos Aires, con un monólogo relacionado con qué libro sería si eligiera ser un libro y debido a que tengo buen lomo, como le decimos por acá a un cuerpo grande, decidí que mi libro se llamaría «METAHUMORFOSIS El poder transformador del humor», porque ese humor fué un tónico para el alma.
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