Conversaciones entre desdichados:

  • Mi pareja me ha puesto los cuernos – Yo nunca he tenido a nadie que me haya querido
  • Mis padres no me comprenden – Mi padre nos dejó cuando yo era pequeño y mi madre murió de una enfermedad
  • Mis hijos me tienen harto, no puedo más – Mi pareja y yo no podemos tener hijos, aunque los deseamos
  • Mi trabajo es una mierda- Hace ya mucho tiempo que estoy sin trabajo, hago muchas entrevistas y nunca me cogen, no puedo más
  • Estoy sin un duro, voy al límite – Me van a quitar la casa por las deudas y no tengo ni para comprarme ropa
  • He suspendido mi curso y tendré que repetir – No puedo estudiar porque tengo que trabajar para mantener a mi familia

Siempre hay alguien en una posición peor que la tuya. La queja es un derecho al pataleo, que todos tenemos. La reflexión sobre si todos los males recaen sobre nosotros nos lleva a la lógica de pensar quién “siempre hay alguien en peor situación”.

¿Esto no debe aliviar? Ni de broma. Nos debe hacer pensar que toda situación es remontable o que puede ir a peor. Debería ser un acicate para reaccionar, pero si no fuera así: !!!al menos ríete de ello!!!

  • No tengo trabajo, pero soy más guapo que la media de mi edad
  • Mi pareja me ha puesto los cuernos y eso me hará ser la víctima y así dar Pena a otras personas para poder conseguir otra relación o al menos algo de sexo 
  • Mis padres no me entienden, pero mis amigos me entienden demasiado bien, sobre todo cuando salimos por ahí a dar una vuelta 
  • Mis hijos me tienen harto, estoy pensando en ponerlos en alquiler para que puteen a otras personas que son felices
  • No tengo dinero, pero mi habilidad para cocinar supera en mucho al de otras personas

Gestionar nuestra “desdicha” puede que no nos haga superar la emoción de sentirnos desgraciados, aunque quizás lo alivie. Regodearnos en nuestra “fatalidad” tampoco nos libera de nada, solo aumenta nuestro sufrimiento. ¿Qué prefieres hacer entonces?