“Se compasivo, porque cada persona con la que te cruzas está librando una dura batalla”
Ian Maclaren (teólogo).

Cada ser humano, tenemos un Sufrimiento interior. Estamos en una constante Lucha contra nosotros mismos. ¿Por qué tanto esfuerzo?.

Creemos que lo que tenemos se nos puede escapar de las manos y anhelamos aquello que no tenemos y creemos que tienen los demás inmerecidamente.

El ser humano necesita la aceptación de los demás. Somos seres sociales que necesitamos imperiosamente ser aceptados.

También necesitamos el Reconocimiento. Este es el Gran Anhelo del Ser humano. Ser reconocido por los que te rodean, por los más cercanos. Es el triunfo personal, el Éxito Gozoso.

Este es nuestro gran pecado capital: la Vanidad.

En la película Pactar con el diablo el Diablo, protagonizado por el gran actor Al Pacino, decía que su pecado favorito era la Vanidad. ¿Quizás porque es el más probable que caigamos la mayoría de las personas? Piensa sobre ello, ¿te gusta que te reconozcan? ¿Te gusta que hablen de tus méritos y logros?.

Ser vanidoso no tiene por qué ser malo o negativo. Significa quererse a uno mismo. Tener Amor Propio, por uno mismo.

La vanidad tóxica es la que nos pone a nosotros como seres superiores a los demás. No importa el logro, sino que hemos superado al resto.

En el mundo del deporte, donde ser el primero es importante, existen vanidosos tóxicos, que quieren humillar al resto, y vanidosos Campeones, que les importa el triunfo sin dejar en pensar en los grandiosos que han sido sus oponentes. ¿Se te ocurren ejemplos de los dos casos?

Personalmente creo que el jugador de fútbol Iniesta pertenece al segundo grupo, destacando su humildad.

Es por ello que nuestra lucha interior, nos puede llegar a ser vanidosos. Siempre que esa vanidad se transforme en Amor por nosotros mismos sin despreciar a los demás, entonces estaremos experimentando algo que nos hará más fuertes y mejores personas.