Tuve la oportunidad de escuchar en un Congreso de la Felicidad hace unos años a Jaume Sanllorente sobre su experiencia en India fundado la ONG Sonrisas de Bombay.

Recuerdo perfectamente como expresaba, no solo con sus palabras, sino tambien como sus emociones, como la sonrisa de los niños, que no tenían nada, le cautivo. Los niños sonreían a todas horas, y su felicidad, a pesar de sus carencias, era muy grande.

He podido experimentar una emoción similar con el relato de mi buena amiga Sara, que ha estado en Tanzania en una reserva para niños albinos. Estos niños son repudiados por el resto de la sociedad porque son considerados como fruto de alguna maldición, al ser de un color diferente que los demás niños. Por eso viven apartados, para que no sean agredidos, aunque algunos ya han sufrido en su carne el maltrato y la incomprensión “racista” (suena curioso escuchar esto en Africa) por parte de las personas que los rodean, en forma de mutilaciones o secuelas físicas para toda la vida.

De nuevo, lo que más impacto a mi buena amiga, que fue para echar una mano durante unas semanas, fue la sonrisa perenne de los niños. Siempre dispuestos a regalarte una sonrisa y a jugar y divertirse con los demás, sobre todo con aquellos europeos blanquitos que vienen a verles de vez en cuando.

Sus necesidades son muchas, su día a día es difícil, su carestía de bienes materiales es indudable, pero la felicidad se mide por el tiempo que pasan alegres y no por lo que tienen.

Esos niños miran su “desgracia” como algo que tienen asumido, que forma parte de ellos, por eso no piensan en su vida como algo desgraciado, sino como algo natural, donde la risa y la sonrisa forma parte de los días.

Otro testimonio de mi buen amigo Carlos Llano, que ha fundado la ONG Childhood Smile en Burkina Faso,  es una declaración de intenciones. Lo que más le cautivo fue la sonrisa de los niños, que se acercaban a el con la cara iluminada para poder gestionar su presencia. A él esa experiencia le cambio la vida y ya no puede vivir sin ver a esos niños y su sonrisa, a pesar de enfermedades y calamidades varias.

¿Hemos perdido la sonrisa en Europa?. Como decía en su discurso Jaume Sanllorente, ¿Por qué solo sonreímos cuando nos van a hacer una foto? Queremos pasar a la posteridad sonriendo, pero nos cuesta ofrecer una sonrisa diaria a nuestros semejantes con los que convivimos todos los días. Seguía diciendo en su discurso que la Gente que no sonríe le da miedo.

Sara, Jaume, y Carlos han sido testigos del poder de la sonrisa.

¿Acaso puedes ignorar la gran influencia que tiene una sonrisa en nuestra vida y la de los demás?

La sonrisa de África. Hudipro.

Prueba a sonreír sin ningún tipo de obstáculo, y veras como la sonrisa forma parte de tu vida.