¿Cuál es la imagen que nos viene cuando mencionamos la palabra Bufón? Seguramente la de un personaje vestido grotescamente, afincado en la edad media, y con dotes para hacer reír a la Corte Real y también al Rey.

Según la Wikipedia el Bufón se le describe de la siguiente manera:

Bufón es toda aquella persona que hace reír con su ingenio, sus gracias o sus desgracias. En un sentido histórico, los bufones, hombres o mujeres, muchas veces niños, enanos o personas deformes o grotescas, han ocupado un lugar privilegiado junto a reyes y poderosos.

Sus habilidades cómicas en pantomimas y representaciones histriónicas burlescas, su destreza en acrobacias, malabarismos y otros juegos, y muy en especial su privilegio ante los poderosos para decir lo que a nadie le estaba permitido pronunciar o reírse de quien nadie osaría hacerlo, han sido sus características principales. Se les concede el insólito mérito de humanizar al gran mandatario, haciéndole sentir, supuesta y temporalmente, como un mortal más.

De aquí podemos sacar varias conclusiones interesantes:

  • Es una persona que hacia reír a los demás, por lo que seguramente se granjeaba la amistad y la simpatía de muchas personas de alrededor.
  • Ocupaban un lugar privilegiado junto a reyes y poderosos. Su impacto en la historia de la humanidad y en las grandes decisiones no ha sido lo suficientemente medida. Si los personajes históricos podían tener consejeros y asesores, estamos seguros que el bufón les “condicionaba” a la hora de la grande toma de decisiones. En un ambiente distendido y divertido seguramente las decisiones podían ser tomados bajo esta figura influyente.
  • Podían decir a los poderosos lo que a nadie se le permitía. Eran los críticos de la época. Bajo un formato de broma o burla inocente se podían esconder análisis y críticas sobre la personalidad, comportamiento y actitudes de los poderosos. Sus apreciaciones, burlescas y divertidas, seguramente harían reflexionar a las personas de alrededor, y podrían intervenir en alguna actuación concreta.
  • Permitían humanizar al mandatario. Muchas veces el poder lleva consigo soberbia y vanidad. El poder gestionar la humildad mediante herramientas humorísticas seguramente podría ejercer un poder de Cambio en algunas personas que ostentaban dicho poder.

Teniendo en cuenta esto ¿necesitamos bufones en la actualidad?. Estoy seguro de que si, y aunque se les conoce con otros nombres algunos ya existen. Son los cómicos, publicaciones humorísticas, monologuistas, críticos con gran sentido del humor que realizan esa labor de decirle al poder lo que hace mal, lo que debe corregir y cómo se comporta habitualmente, de manera que nos hace sacar una sonrisa y nos permite ver a esos “poderosos” como mortales¸ es decir, semejantes a nosotros.

Además en Hudipro defendemos la figura del bufón en el entorno laboral. Seria aquella persona que nos divierte, nos entretiene, tiene un gran sentido del humor, permite que mejoren los ambientes y gestiona el liderazgo de los proyectos y equipos. Si esa persona se ve reflejada en un líder con potestad y autoridad entonces nos encontramos con la situación ideal para desarrollarse mejor personal y profesionalmente.

El bufón en el siglo XXI. Hudipro

A veces lo tildamos despectivamente de graciosillo¸ seguramente porque a veces nos cargan sus bromas y gracias repetitivas. Pero cuando el humor se hace de manera inteligente, entonces hablamos de Optimismo Inteligente y Alegría inteligente que es la que se ejerce de manera controlada y en situaciones concretas para dinamizar y gestionar de manera positiva las situaciones laborales.

Por eso hay que recuperar la figura del Bufón en las organizaciones. Se tiene que poder dejar espacio para la diversión y la alegría que permita mejorar situaciones. Para poder gestionar espacios críticos dentro de la toma de decisiones de una empresa. Para poder humanizarnos y acercarnos más los unos a los otros. Para permitir entornos creativos y alegres donde poder alcanzar resultados excelentes.

Yo quiero ese Bufón en mi compañía, en mi equipo de trabajo, en mis proyectos, en mis grupos profesionales. Abogo por su existencia, por dejarle espacio, por darle libertad. Yo quiero que esa persona exista y se le dé el reconocimiento que merece.

Busquemos esos bufones y otorguémosles el reconocimiento que se merecen por hacernos disfrutar y pasar toda tipo de situaciones.