Todo esto requiere una Reflexión Interior mediante algunas técnicas como la Meditación. También funciona preguntar a persona cercanas a nosotros, y que nos quieren, que nos digan cómo nos ven, desde la sinceridad, y prometiéndoles La ausencia de consecuencias y reproches, es decir, se trata de identificar nuestras “zonas ciegas” de cómo nos ven los demás y cómo nos vemos nosotros.
También hay que tener “conversaciones interiores” con nosotros mismos. Estas conversaciones se deben hacer mediante “preguntas poderosas” que nos hacemos a nosotros, para poder sacar conclusiones importantes. Al igual que mantenemos “conversaciones poderosas” con los demás, también debemos hacerlas con nosotros mismos.
Una vez que tengamos esa “foto” de nuestro ser y de nuestra realidad, y tengamos identificadas nuestras áreas de mejora, llega el momento de la Acción.
Para ellos necesitamos pasar a la fase de Autoconvencimiento. Se trata de cambiar nuestra forma de pensar y poner los verbos “poderosos” para el Cambio:
– Si Puedo
– Es posible hacerlo
– Puedo Cambiar
– Lograre hacerlo
– Puedo conseguirlo
– Si me empeño podré
Es un cambio de Visión orientada a los Objetivos y a la Acción.
Esta autoconvencimiento también se puede gestionar para los “dramas” o dificultades que nos acontecen en nuestra vida:
– Puedo superar esto
– Esto también pasará
– Si me esfuerzo lograré superarlo
– De este momento saldré con más fuerza
Para convencer a los demás primero tienes que convencerte tú mismo. Se trata de un ejercicio purificador y que nos hace pasar a otro nivel personal. Una versión mejorada de nosotros mismos. Una versión 2.0, 3.0 o el alcance que lo demos durante nuestra vida.
La mejora constante debe ir unido a un modo de autoconvencimiento superior para superar nuestras limitaciones.
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